PRIMAVERA EN PRAGA

Se despertó la esperanza y se vivió una hermosa calma en Praga entre los días 5 de enero y 20 de agosto de 1968 en plena Guerra Fría, remanso que se conoce como la Primavera de Praga. Fue un período de liberalización política gestado en Cheecoslovaquia, que buscaba modificar progresivamente aspectos totalitarios y burocráticos que el régimen soviético tenía en este país y avanzar hacia una forma no totalitaria de socialismo.

Legalizar la existencia de múltiples partidos políticos y sindicatos, promover la libertad de prensa, de expresión, el derecho a huelga, etc., eran algunas de las propuestas que planteaba este movimiento, apoyado por la juventud y los más prestigiosos intelectuales de aquel país, que era conocido oficialmente como República Socialista Soviética Checoslovaca (RSSC), y que experimentaba entonces una gran recesión económica, debido al modelo soviético de industrialización pobremente aplicado.

Los checos y los eslovacos mostraban crecientes signos de independencia bajo el liderazgo de Alexander Dubček, quiern lanzó un "Programa de Acción" de liberalizaciones, que incluía el aumento de la libertad de prensa, la libertad de expresión y la libertad de circulación, con énfasis económico en bienes de consumo y la posibilidad de un gobierno multipartidista. El programa limitaría el poder de la policía secreta y avanzaría hacia la federalización de la RSSC en dos naciones (Chequia y Eslovaquia). El programa también abarcaría la política exterior, incluyendo tanto el mantenimiento de buenas relaciones con los países occidentales y la cooperación con la URSS y otras naciones comunistas.

Las reformas de Dubček en materia de los procesos políticos no fueron bien vistas por los líderes soviéticos que vieron en ellas una amenaza a su hegemonía sobre los otros estados de Europa del Este bajo el gobierno de partidos comunistas.

Sin embargo nada hacía pensar que se pondría fin a la ilusión checa. El 20 de agosto de 1968, junto a sus aliados del Pacto de Varsovia los tanques soviéticos invadieron el país. Las sorprendidas fuerzas checoslovacas fueron confinadas en su propio cuartel y rodeados coartando toda amenaza de un contraataque. Por la mañana del 21 de agosto, Checoslovaquia fue ocupada.
 
Alexander Dubček llamó al pueblo a no resistir. Sin embargo, en las calles hubo una resistencia dispersa, que fue reprimida rápidamente dejando un saldo de 72 muertos, 266 heridos graves y otros 436 heridos leves.

La invasión fue seguida por una ola de emigración sin precedentes. Se estima que 70.000 personas huyeron de inmediato, y en total llegaron a ser 300.000 los emigrantes.

La oposición popular se expresó en numerosos actos de resistencia no violenta. El 19 de enero de 1969, el estudiante Jan Palach se quemó a lo bonzo en la Plaza Wenceslao de Praga para protestar contra la reanudación de la supresión de la libertad de expresión.

Los soviéticos atribuyeron la invasión a la "Doctrina Brezhnev", que declaró que la URSS tenía derecho a intervenir cuando un país del Bloque del Este pareciera estar haciendo un giro hacia el capitalismo.

Las críticas desde Occidente fueron inexistentes; será que vieron en el "socialismo humano y democrático" de Checoslovaquia una tercera vía, es decir, "una amenaza más grande a los intereses capitalistas en Occidente" de lo que lo era el comunismo soviético.

Nadie apoyó a Checoslovaquia en aquellos días, sola quedó su esperanza y su primavera.


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