JACK KEROUAC, REY DE LOS BEATS



Jack Kerouac nació en 1922 y murió repentinamente el 21 de octubre de 1969, cuando su corazón hostigado por las drogas y el alcohol, dejó de latir.

Junto a Allen Ginsberg, William Burroughs, Gregory Corso, Gary Snyder y Lawrence Ferlinghetti entre otros, conformaron un grupo que en la actualidad, y a pesar de sus marcadas diferencias estéticas y políticas, reconocemos como los 'Beats' o los integrantes de la 'Generación Beat'.

Acertadamente bautizados por un entonces joven periodista del Washington Post, Al Aronowitz, como una "comunidad de mentes lúcidas", cuya intención era la de interpretar la nueva sensibilidad que se estaba gestando en la época.

En 1944 Lucien Carr, Jack Kerouac y Allen Ginsberg pasaban largas horas en los cafés y en las cervecerías de la ciudad de Nueva York teorizando acerca de la 'Nueva Visión' (New Vision), cuyos tres conceptos fundamentales eran para ellos los siguientes: la desnudez de la autoexpresión es la semilla de la creatividad; la conciencia del artista se expande en el desorden de los sentidos; el arte elude la moralidad convencional.

En la década de los cincuenta comienza a producirse el endiosamiento de los procesos creativos espontáneos: las pinturas chorreadas de Jackson Pollock, el surgimiento del método de actuación del Actor's Studio, el verso projectivo de Charles Olson, las cuadros en los que Helen Frankenthaler derramaba la pintura; el primer 'happening' en la universidad de Black Mountain y el Cinéma vérité.

Éstos son los años en los que Kerouac descubre la 'prosa espontánea', también reconocida como la 'prosodia del bop' y comienza a imaginar una poética personal. Su estilo ritmado e inmediato, ha inspirado a numerosos artistas y escritores, entre los que destaca el cantautor Bob Dylan. Las obras más conocidas de Kerouac, En el camino (On the Road), considerado el manifiesto de la beat generation, novela en parte autobiográfica escrita como un monólogo interior basada en los viajes que el autor y sus amigos hicieron por los Estados Unidos y México, mecanografiada sin márgenes ni párrafos diferenciados en un largo rollo de papel al que Kerouac llamaba simplementeel rollo, Los vagabundos del Dharma, Big Sur o El viajero solitario, narran de manera ficcional los viajes del autor a través de Estados Unidos. El género cinematográfico del road movie recibe una influencia directa de las novelas de Kerouac, especialmente en el ámbito de la técnica narrativa.

Jack Kerouac pasó la mayor parte de su vida entre los amplios espacios de EE. UU. y la casa de su madre en Lowell, en el estado de Massachusetts. Esta paradoja refleja en cierto sentido su modo de vida: enfrentado a los rápidos cambios de la época, le fue difícil encontrar un lugar propio en el mundo. Este desarraigo le llevó a rechazar los valores tradicionales de los años 1950, lo que dio lugar al movimiento beat. Sus escritos reflejan la firme voluntad de liberarse de las asfixiantes convenciones sociales de su época así como la búsqueda de un sentido a la existencia. Compañeros de esta búsqueda fueron las drogas, como la marihuana o la bencedrina, y el alcohol. La búsqueda existencial le lleva también a la religión y la espiritualidad, especialmente al zen (véase en Los vagabundos del Dharma su dedicatoria al poeta chan Han Shan). Todo ello en un continuo reanudarse de viajes a lo largo y ancho de Norteamérica.

«Jazz poet», tal y como se definía a sí mismo, Kerouac elogia las hazañas del amor (la pasión carnal es para él «la puerta del paraíso»), proclama la inutilidad de todo conflicto armado y considera que «sólo las personas amargas desprecian la vida». Jack Kerouac y sus escritos son así considerados los precursores del modo de vida de la juventud de los años 1960. Son una muestra de la joven Beat Generation «que hizo tambalearse las certitudes de la sociedad americana. Inspiró de manera directa tanto a los movimientos de mayo del 68 como a la oposición a la guerra del Vietnam, o a los hippies de Berkeley y Woodstock.

La fama acabó con el tímido alocado de Kerouac, que tenía la costumbre de presentarse borracho a las entrevistas para intentar superar el difícil trance de explicar la mística de las novelas que había escrito muchos años atrás y nadie se había atrevido a publicar.

Murió a los 47 años debido a un derrame interno, producto de una cirrosis. En su tumba se puede leer el siguiente epitafio «Ti-Jean, ha honrado la vida».

La escritura de los últimos días exhalaba el pausado ritmo y la música profunda y arrastrada de los blues.

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